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No necesitas romperte para transformarte

¿Qué es un salto cuántico real?

Me tomó tiempo entenderlo, pero hoy lo digo con toda la certeza que me ha dado el proceso: no todo salto cuántico es una bendición, y no todo viaje duro es sinónimo de transformación.

Nos vendieron la idea de que el despertar espiritual llega como un rayo: una noche de ayahuasca, una ceremonia intensa con psilocibina, una disolución del ego tan brutal que no te queda más remedio que reconstruirte desde las cenizas.

Sí, a veces sucede. Pero… ¿qué pasa cuando ese salto no encuentra dónde aterrizar?

Durante mucho tiempo creí que evolucionar significaba romperme. Sentía que necesitaba una experiencia intensa, disruptiva, que me sacara del cuerpo y me lanzara al abismo.

Pero desde la neurociencia, cuando entramos en estados alterados de conciencia con psilocibina, MDMA o DMT, se activa una alta neuroplasticidad: el cerebro se abre a nuevas conexiones… pero también queda expuesto a desregulación emocional si no hay contención ni un entorno seguro.

Mi primer encuentro con la psilocibina: del miedo a la claridad

Me acerqué con miedo.
Venía de una educación católica, conservadora. Todo lo que alterara la mente estaba en la misma bolsa de “drogas” y, por lo tanto, de lo prohibido.

Pero ese miedo se transformó en respeto. Y luego, en fascinación.

La primera vez que probé una microdosis de psilocibina, no vi colores, ni sentí visiones, ni me iluminé.
Lo que sentí fue algo más poderoso: enfoque. Claridad. Presencia.
La capacidad de ejecutar sin dispersarme.

Y, con el tiempo, empecé a notar que esa microdosis también me abría puertas internas. Empezaron a emerger temas familiares, patrones antiguos, emociones escondidas.

Como si una linterna interna iluminara los rincones de mi historia.

Y ahí lo comprendí: no necesito destruirme para reconstruirme.

Los “viajes duros” no siempre transforman

He acompañado a muchas personas que han vivido ceremonias intensas con plantas como la ayahuasca o el yagé.
Y he visto cómo esas experiencias, sin un proceso de integración, pueden dejar más confusión que claridad.

Desde afuera se ven como “saltos cuánticos”. Pero en realidad, muchas veces son sobrecargas de información que el cuerpo y la mente aún no pueden sostener.

Si no hay estructura, guía, cuerpo, comunidad…
Esa información no aterriza.

Y lo más peligroso: lo que no se integra, se distorsiona.

He visto cómo se convierte en más autoexigencia, más caos mental, o en una especie de ego espiritual disfrazado de “despertar”.

Microdosis con propósito: la alquimia de lo simple


Para mí, la verdadera transformación está en lo pequeño.
En lo constante. En lo que se repite con intención.

  • Una práctica de microdosis consciente, con guía.
  • → Escribir todos los días lo que siento, sin filtro.
  • → Permitir el silencio incómodo.
  • → Crear rituales suaves, pero profundos.
  • → Respirar antes de reaccionar.
  • → Hablarme con honestidad en medio del caos.

Sí, también hago macrodosis. Pero no desde la urgencia.
Las uso como catalizadores, no como escapes.
Como aceleradores dentro de un proceso que ya está en marcha.

¿Qué es realmente ir en contra de mi ser?

Ir en contra de mí no es evitar las plantas.
Es tomarlas para huir.
Es hacer un retiro para no tener una conversación difícil.
Es buscar visiones del universo para no sentir lo que hay en mi cuerpo.
Es transformar el crecimiento personal en una carrera que nunca termina.

Y ahí es donde muchas veces nos perdemos.

Y si algún día decides dar el salto…

Si en algún momento eliges hacer un viaje profundo, un salto cuántico o una macrodosis, hazlo con conciencia.
Busca un lugar amoroso, con personas experimentadas, donde te sientas cuidado y contenido.
Un entorno donde no solo vivas la experiencia, sino que también puedas hablar de ella durante muchos días después.
Donde te entreguen herramientas reales para integrar, sostener y traducir lo vivido a tu día a día.

Porque el viaje no termina cuando se apaga la ceremonia; ahí es cuando realmente empieza.

Hoy lo comparto contigo así:


No necesitas quebrarte para despertar.
Necesitas un sistema nervioso que pueda sostener el despertar.

Y eso se construye con:

  • Calma.
  • Compasión.
  • Conciencia.
  • Amor, no guerra.

 

Siempre con amor.
Pgg

GUÍA fácil Y rápida PARA ENTENDER LA MICRODOSIFICACIÓN

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