fbpx

Microdosificación con psilocibina: lo que sí transforma (y lo que deberías evitar)

Microdosificar no es un atajo. Es un nuevo mapa mental.

Microdosificar no es “sentir bonito”. Tampoco es “volar bajito”. Es una forma de reprogramar el cerebro para salir del piloto automático, reconectar con el propósito y recuperar el foco. Eso sí: solo funciona si se hace con intención, conciencia y responsabilidad. 

La ciencia ya lo respalda: las microdosis de psilocibina no generan adicción, no matan neuronas y pueden mejorar el enfoque, la neuroplasticidad, la regulación emocional y la autopercepción. Pero también puede amplificar tu ansiedad o tu caos si no lo haces bien.

Yo lo viví. Y esto fue lo que aprendí.

Lo que sí potencia la microdosificación (y por qué funciona)

  1. Mejora el enfoque y la capacidad de ejecución: Estudios sobre psilocibina muestran que las microdosis activan suavemente los receptores 5-HT2A, modulando la serotonina y mejorando funciones clave de la corteza prefrontal: foco, toma de decisiones, planificación y autorregulación emocional.
    “Lo primero que sentí fue claridad. Dejé de saltar de tarea en tarea. Sentía ejecución pura. Aunque ojo: no siempre es así. Lo aprendí a pulso, con práctica, con journaling y con guía.”

  2. Te ayuda a salir del piloto automático: Las microdosis promueven sinaptogénesis, es decir, la formación de nuevas conexiones neuronales. ¿El resultado? Piensas diferente. Y cuando piensas diferente, cuestionas lo que antes dabas por hecho: roles familiares, relaciones, metas prestadas. “Me di cuenta de cuántas decisiones había tomado para complacer. Me convertí en la mujer que otros admiraban… pero ¿y yo? Me apagué para encajar. Renuncié a mí para obtener amor. Microdosando empecé a pensar diferente, a hablar sin miedo, a reconocer qué era mío y qué no. Me alejé de lo que drenaba. Y gané algo impagable: autenticidad, paz y dirección.”

  3. Aumenta la conexión contigo y con los demás: Microdosis bien calibradas ayudan a reducir la hiperactividad del Default Mode Network (DMN), esa red cerebral que sostiene la narrativa del ego. Eso facilita más autocompasión, más escucha, más presencia.

“Empecé a habitar mi cuerpo. A bailar. A sentirlo sin juicio. Antes ni me atrevía a mostrarme. Siempre en mi mente, siempre desconectada. Incluso en lo sexual, era muy mental. Exigencia, perfección, rigidez. Poco a poco me hablé con dulzura. Me quité la armadura de guerrera, esa que usaba para exigirle al mundo lo que no me daba a mí. Comencé a habitar lo femenino. No el cliché, sino la fuerza suave, el magnetismo, el cuerpo como territorio sagrado.”

Lo que NO deberías hacer al microdosificar (y por qué)

  1. No busques “sentir algo”: La microdosis no es para experimentar. Es para funcionar mejor. Si esperas sentir “algo”, vas a frustrarte o, peor, a buscar sensaciones donde no las hay. Y eso puede volverse adicción emocional a un estado artificial.  “Una vez microdoseé sin propósito, en medio de mucho desorden, lo que detono un caos en mi y en mi cabeza. No era la medicina. Era yo sin dirección. Aprendí que lo importante es sentirme a mí, no perseguir la sensación que genera la sustancia.”

  2. No copies dosis ni protocolos de otros: Cada cuerpo es distinto. Cada mente es un universo. Lo que le sirve a tu amigo puede desregularte a ti. La ciencia ya habla de la importancia del “set & setting” incluso en microdosis: estado mental, entorno, biología, historia. “Deja de romantizar la historia ajena. De quere vivir lo que tu amigo o amiga te contó, La microdosis no es una fórmula mágica. Es una herramienta que solo funciona si es tuya, a tu ritmo, con tus reglas. Diseña tu camino único.”

  3. No lo uses si estás en crisis aguda: Una microdosis no es un parche emocional. Si estás en colapso, puede amplificar tu desorden. Primero estabiliza. Luego elige con conciencia. Y si no es ahora, no pasa nada. “A veces la mejor medicina es parar. Decir no. Recalcular. Si esta herramienta no es para ti o no es el momento, también es sabiduría saberlo.”

Conclusión — Esto no te cambia la vida. Te devuelve el poder de cambiarla tú.

Microdosificar con intención no es escapismo. Es ingeniería interna. A mí me ayudó a salir del ruido, de la culpa, del deber ser. No fue perfecto. Pero sí poderoso. “No fue automático. Fue como quitarme una venda, un día a la vez. El afán no sirve aquí. Esto es un laboratorio de hallazgos. Algunos fallan. Otros transforman. Y no hay reloj que marque cuándo.”

Siempre con amor

PGG

GUÍA fácil Y rápida PARA ENTENDER LA MICRODOSIFICACIÓN

GRACIAS POR UNIRTE AL DESAFÍO

ÚNETE AL GRUPO DE WHATSAPP PARA SER PARTE DE A COMUNIDAD Y ESTAR ENTERADO DEL LOS EVENTOS Y EL DESAFIO45